Invitaciones para jugar
Existen algunas formas de ofrecer materiales a los niños para que jueguen y exploren. Hay juguetes y materiales a los que pueden acceder los niños en esos contenedores, bolsas y cajas. Están los planes estructurados: una manualidad o una actividad, diseñados para seguirse (aproximadamente) paso a paso. Luego hay algo en el medio: un poco de curación pero abierto a la posibilidad, la sorpresa y la conexión personal. Utilizo todos estos enfoques de vez en cuando, pero lo más frecuente es que me encuentren en el medio, actuando como curador, creando una pequeña invitación a jugar.
Me hago algunas preguntas cuando quiero crear una invitación para jugar.
¿Qué materiales puedo combinar para despertar la curiosidad lúdica? ¿Sé qué les interesa a estos niños y cómo podrían los materiales ayudarles a ampliar esos intereses? Si hay niños de distintas edades con diferentes habilidades y necesidades motoras, ¿qué materiales funcionarán para todos? Sobre todo: ¿Cuál será una invitación clara e irresistible a interactuar?
Tuve mi propia experiencia curiosa con una invitación el año pasado, y me sentí asombrado y asombrado. Visité el High Museum of Art de Atlanta y quedé fascinado por una pieza de Anish Kapoor: un plato grande y cóncavo hecho de fragmentos reflectantes que, desde lejos, parecía brillante pero no del todo extraordinario.
Mientras caminaba lentamente por la habitación, mirando diferentes piezas, vi a alguien moviéndose de manera curiosa frente a la pieza reflejada. Pasaron de un pie al otro; dio un pequeño paso atrás y un paso adelante; inclinaron la cabeza. Cuando se mudaron, yo me mudé y me encontré explorando.
Fue una experiencia lúdica con el espacio, la reflexión y mis propios movimientos. Algo que parecía tan común era en realidad novedoso: nunca había visto el reflejo manipulado de esa manera. Los movimientos más pequeños que haría distorsionarían la imagen, la luz y el color: podría haber pasado horas ocupado con este plato mágico y reflectante.
El artista tenía presente al espectador, obviamente, pensando en su experiencia. De la misma manera, debemos tener en cuenta a los niños cuando hacemos una ofrenda de juego. No necesitamos decirles a los niños que jueguen: es su estado de reposo. Sin embargo, atraerlos hacia un nuevo material a veces puede requerir un poco de chispa. Crear una invitación a interactuar, en una mesa, en el suelo o al aire libre, puede proporcionar un punto de partida que tenga un poco más de base que los materiales cotidianos en el estante.
Me gusta intentar ofrecer algo que parezca un poco mágico: los espejos son una forma encantadora de hacerlo. Bloques de espejo y Bloques de arcoiris juntos, en una simple pila, pueden jugar una mala pasada a los ojos: ¿son transparentes o reflectantes? Si una simple pila de unos pocos bloques de cada colección está sobre una mesa, o en el suelo bajo un charco de luz solar, cuando un niño entre en la habitación, ¿se preguntará lo suficiente como para cambiar o añadir algo a la estructura? ¿Buscar otro material complementario en la casa? Los tamaños y formas son complementarios, por lo que forman una combinación natural.
Sabemos que los niños quieren jugar con materiales interesantes: a veces es bueno que los inviten.